Dr. Luis Nitrihual: “Hemos normalizado el llamado “Estado de Excepción”.
El Doctor en Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, académico del Departamento de Lenguas y Comunicación y actual Vicedecano de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades, Luis Nitrihual publicó, en portada, su segundo artículo impreso en el prestigioso periódico “Le Monde Diplomatique”, pero explica que ha colaborado con diversos escritos en este medio de comunicación. Y a su vez “éstos han sido parte de dos libros editados por la editorial de Le Monde “Aún creemos en los sueños”.
En esta entrevista nos comenta sobre este último artículo titulado “La Araucanía bajo estado de excepción”, publicado en la última edición de Le Monde…
¿De qué se trata este artículo?
En “La Araucanía bajo estado de excepción” exploro la noción de Estado de Excepción como un estado permanente de aplicación de ciertas medidas, antes extraordinarias y ahora normalizadas. Todo esto visto desde el filósofo italiano Giorgio Agamben. Por ejemplo, lo ocurrido con los periodistas de Televisión Nacional Red Araucanía, quienes estaban cubriendo un conflicto y fueron atacados por las policía. En esta medida, este trabajo entiende el Estado de Excepción como una norma y no como la excepción.
¿Y cómo se justifica el Estado de Excepción?
El Estado de Excepción es entendido como un momento particular, al cual se llega durante graves crisis sociales y donde se ve amenazado el Estado. En las dictaduras, por ejemplo, se invoca el Estado de Excepción, en las catástrofes también. Sin embargo, Agamben lo comprende como algo permanente, en el sentido de que los estados han avanzado hacia verdaderos estados policiales; un ejemplo de esto es el control de identidad; esto quiere decir que aunque no cometamos ninguna falta, se nos puede exigir nuestra cédula de identidad. El fortalecimiento de las prerrogativas policiales a la gente le resulta cómodo, pero ¿por qué?. En esto hay que considerar, entre otros factores, que los medios de comunicación trabajan mucho la inseguridad; sus agendas están cargadas de hechos policiales. Basta sentarse frente a un noticiario para comprobarlo: portonazos, asaltos, etc. La teoría del miedo; del enemigo, del que nos va a robar o matar en cualquier momento, termina permeando en los ciudadanos, quienes finalmente terminan aceptando como una necesidad lo que antes era excepcional.
O sea el estado de excepción no es excepcional en Chile…
En las democracias pareciera que vamos avanzando hacia esta situación. El Estado chileno ha invertido mucho dinero en resguardo de industrias forestales, fundos, etc. No hay un abandono del Estado en la región, como suele decirse, prueba de ello es la gran inversión que hay en militarización de la zona, con resultados bastantes precarios al aplicar dichas medidas.
Quiero decir que este trabajo explora esas líneas de reflexión. Es interesante, por otro lado, como quedo armado el artículo, está subdivido en tres partes con subtítulos muy sugerentes: “Carne Humana”, “Heridas de la historia” y “Puntadas y suturas”.
¿Con qué se encontrará el lector?
Quien lea el artículo se va a encontrar con una reflexión teórica sobre el Estado de Excepción, entendido como una situación permanente de las democracias. Esto nos permite leer la contingencia del conflicto entre el Estado y el pueblo mapuche, pero también, cualquier otro tipo de conflictividad social que amenace el orden existente. Lo que el lector va a encontrar es algo teórico-contingente; la teoría social y política permite explicar la contingencia. Mis lecturas sobre estos fenómenos proviene de los proyectos de investigación en los cuales trabajo, así también las conversaciones con colegas nutren estas reflexiones que huyen del trabajo científico tradicional y van hacia una reflexión mucho más divulgativa.
¿Cree Ud. entonces que este llamado “Estado de Excepción” se ha ido normalizando?
Cada vez hemos ido normalizando este Estado de Excepción, lo aceptamos de buena gana y hasta nos reímos. Prueba de ello es que hasta hace un tiempo, los militares y las policías, en general, eran unas de las instituciones mejor evaluadas por la ciudadanía; se les veía como instituciones inmaculadas. Sin embargo, esto se ha invertido debido a fraudes millonarios de esta y otras instituciones castrenses. Son instituciones como cualquier otra. Esta impresión de la gente es muy peligrosa pues valida cualquier acción en pro de la seguridad, incluso aunque se vulneren tus propios derechos. Las policías están al servicio de la gente y no al revés.
Por último, la gente ha ido normalizando estos procesos en Chile y en eso han contribuido los medios de comunicación con su doctrina del shock. Las tasas de victimización son siempre menores que las de vulnerabilidad, la gente siente más vulnerabilidad que la que denuncia y es necesario preguntarse ¿por qué?.