Estudiantes Universitarios y Huella Digital
La nueva generación de jóvenes, definidas en el mundo anglosajón como Milenials, se caracteriza por adoptar de manera irrestricta y sin cuestionamientos las tecnologías digitales como herramientas de interacción social. Es a través de la interacción que los Milenials van construyendo una identidad digital, la cual evoluciona en el tiempo en función de los nuevos servicios y aplicaciones que emergen de forma regular en este mundo tecnológico. En este contexto, un aspecto que quizás no han visualizado por este grupo de jóvenes, es comprender que cada acción desarrollada en la web va dejando un registro denominado “huella digital”, del cual, en un determinado momento de sus vidas, se deberán hacer cargo.
En la actualidad, la mayoría de los sitios disponibles en Internet trabaja en base al concepto “data mining” (minería de datos), en el cual grandes volúmenes de información digital son analizados para identificar perfiles de usuarios y tendencias de consumo. Adicionalmente, muchos sitios utilizan pequeñas aplicaciones que permiten dejar un registro de la actividad desarrollada por un usuario en un sitio web, lo que nos permite comprender por qué cuando cotizamos un producto en Internet, al ingresar nuevamente al sitio para comprarlo el valor de dicho producto varía levemente (usualmente sube un poco), o peor aún, una vez visto un anuncio de Internet, este vuelve a aparecer, incluso cuando navegamos en otras páginas web con la clara intención que compremos dicho producto. Definitivamente alguien sabe qué estamos haciendo desde nuestro computador y sabe también cómo ayudarnos o inducirnos a realizar una compra.
Pero no sólo la simple interacción con sitios web contribuye a la huella digital, también lo hace la gran cantidad de información que aportamos de manera libre y gratuita, la cual en el caso de los Milenials puede ser variada en forma (textos, fotos, audios y videos) y alta en volumen. La creación de perfiles en redes sociales, muchas veces públicos, sumado a comentarios en redes sociales o a noticias en la web, contribuyen a la creación de un perfil personal no complejo de rastrear, acción que los mismos Milenials desarrollan, ya que al parecer serían ellos los que transformaron el sustantivo propio “Google” en un verbo, utilizado para indagar más acerca de alguien a quien se acaba de conocer. ¿Lo gugleaste? Este tipo de prácticas, ahora también utilizada comúnmente por la prensa, permiten no sólo conocer el perfil profesional de una persona (LinkedIn), sino también su perfil digital social (Facebook, Twitter e Instagram) el cual puede abordar una amplia variedad de roles e intenciones.
Analizar en la web nuestros registros digitales disponibles nos debería invitar a reflexionar si estamos de acuerdo con dicha información, teniendo en cuenta que la red no discrimina en un solo “yo” que interactúa a través de las herramientas digitales con distintos tipos de personas (compañeros, amigos, colegas, vecinos, familiares) y con diversos fines (afectivo, social, laboral, político, deportivo). Debemos por lo tanto reflexionar si la información que existe en Internet sobre nosotros es algo que nos beneficia o daña. Desarrollar este análisis nos puede ayudar a tomar una decisión sobre qué es posible hacer con dicha información.
Es en este punto en que debemos como facultad invitar a nuestros estudiantes, y en específico a los futuros profesionales del área de la educación, a ser parte de esta reflexión. Es necesario que cada uno de ellos esté consciente que cada vez que interactúa con un recurso digital va generando una huella que debe cuidar y que es mucho mejor tener consciencia anticipada a este hecho, que tener que lidiar tardíamente buscando una solución como el “derecho al olvido en Internet” la cual puede tomar mucho tiempo. No sería conveniente, por ejemplo, que el registro de un comentario político realizado en la adolescencia, en un momento de rabia, afecte futuras opciones laborales, o que como docentes no tuviéramos la estatura moral para pedirle a los jóvenes evitar una determinada conducta, siendo que en Internet existe evidencia que nosotros también la hemos desarrollado. El producto de un registro digital que nos acompaña por largo tiempo en la web y que tal vez nosotros mismos publicamos. No debemos olvidar que eliminar algo de Internet es tan complejo como volver a colocar en una almohada todas las plumas esparcidas desde la azotea de un edificio un día con mucho viento.
Dr. Cristian Cerda
Departamento de Educación
Universidad de La Frontera
Fondecyt N°11140044