Educación, derechos humanos y ciudadanía
Enseñar en democracia, ciudadanía y derechos humanos genera aprendizajes para promover la convivencia en un ámbito de diversidad social y cultural para enriquecer nuestra democracia. En ese sentido, el Estado tiene la obligación de tomar la iniciativa en estas materias.
La prensa nos ha informado en estos días sobre la polémica suscitada por los dichos de ministros de Estado en orden a denostar el valor histórico del Museo de la Memoria y de la historia reciente que busca representar. Frente a esta polémica habría que hacer un par de consideraciones en lo que respecta a relacionar los derechos humanos en el contexto del modelo educacional chileno con los principios de la Formación Ciudadana incluidos en los respectivos planes que los colegios deben elaborar a partir de lo que prescribe la ley 20.911/2016.
Existe una dependencia recíproca entre democracia, ciudadanía y derechos humanos los que subyacen en el proceso de aprendizaje para la Formación Ciudadana. Por ello, esta materia es pertinente para el Ministerio de Educación (2013), según lo declara en sus Bases Curriculares de 7° básico a 2° medio, el que permea a todo el currículum nacional. En ella se fundamenta que nuestro actual sistema democrático es la mejor forma de convivencia entre mujeres y hombres, no solo como forma de gobierno representativo. La democracia es el ámbito en el cual se resguardan los derechos de todas y todos de mejor forma, como también es el espacio para construir el bien común como mecanismo de fortalecimiento del tejido social. En este aspecto se hace necesaria la comprensión de que la democracia se encuentra expuesta a un sinnúmero de situaciones que la ponen en peligro, siendo susceptible de mejorarse a fin de hacerla cada vez más representativa, inclusiva y más valorada por todas y todos los miembros de la sociedad.
En este contexto, los derechos humanos ponen en relieve la igualdad y la dignidad que nos emparenta a todos los seres humanos, gozando de la misma consideración por el solo hecho de compartir la misma naturaleza. Tales derechos son anteriores y superiores a toda forma de Estado. Además, dada la tradición histórica y jurídica que los sustentan, manifestada tan claramente por las atrocidades acaecidas durante la 2° guerra mundial, y que en Chile se manifestaron tan funestamente por los horrores sucedidos durante la dictadura cívico-militar, requiere que tales derechos correspondan al mínimo ético de entendimiento que nuestra sociedad que requiere para la comprensión y el compromiso de todos y todas, de que estos hechos no vuelvan a suceder nunca más, pero especialmente es el deber del Estado en tomar la iniciativa para no permitirse bajo ninguna circunstancia, institucional o mediante sus funcionarios, la actual tendencia al negacionismo de tales hechos horrorosos que propugnan ciertos sectores de nuestra sociedad.
Finalmente, promover una educación para la ciudadanía significa no solo replicar procesos eleccionarios en las escuelas, sino que debe contribuir a crear espacios formales de encuentro y entendimiento con los diferentes miembros de las comunidades escolares en las que se promueva la convivencia en nuestros los colegios de toda forma de diversidad social y cultural, a fin de contribuir al fortalecimiento de nuestra democracia y la justicia social.
Jorge Villenas Molina
Coordinador Académico Programa Formación Ciudadana
Departamento de Educación
Universidad de La Frontera.