OPINIÓN| Clase y pobreza: combinación mortal en el sur de Chile
Falta, o no disponemos aun, resultados de fallecidos según clase social en Chile. Cuando dispongamos de esta información podremos sacar conclusiones más certeras que expliquen como un virus que entró en Chile debido a las clases medias y altas que se mueven por el mundo, penetró de forma mucho grave en las clases pobres. En esto, por supuesto, es evidente la relación que existe entre clase social y salud. Tanto en los hábitos como en el acceso, la desigualdad tiene su representación más terrible en la calidad de vida que tienen las y los ciudadanos. No resulta extraño, en este aspecto, que buena parte de lo/as fallecido/as en Nueva York sean latinos y afrodescendientes. Los niveles de hacinamiento en ciudades hiperpobladas contribuye a la propagación de este tipo de flagelos. Se calcula que en el mundo viven más de 4.000 mil millones de personas en ciudades; la mitad de la población mundial. Esto se agrava, por supuesto, en ciudades con altos niveles de pobreza como las latinoamericanas.
Temuco, una de las ciudades donde más contagiados y fallecidos por COVID-19, tiene condiciones especiales para tener estas preocupantes cifras. Pero hay que invertir la doxa para entender porqué en esta región hay especiales condiciones para este brote y, no cabe duda de ello, de un posible rebrote en el duro invierno que ya se asoma entre los árboles. Las medidas tomadas para intentar frenar el brote parecen no ser suficientes y es que, al igual que en buena parte de Chile y en el mundo latino, hay elementos económicos, culturales y políticos que nos obligan a pensar más allá de esta epidemia en su aspecto biológico. En este sentido, el trabajo de los centros de pensamiento social es pensar las condiciones que posibilitan la expansión de esta crisis y los efectos que tendrá en la reconfiguración de las relaciones de poder.
La contaminación es ciertamente una condición preocupante en Temuco, pero en un sentido profundo da cuenta de una de las regiones más pobres de Chile. Este es el elemento central. En la Casen del 2017, la Región de La Araucanía presentaba un 17,2 % de pobreza. Durante 11 años esta región ha sido la más pobre de Chile. De forma general, las regiones al sur de Santiago, hasta Los Lagos, son las más pobres en Chile. ¡Temuco y Padre las casas –hoy en cuarentena total– son dos de las ciudades más contaminadas de Latinoamérica!. El año 2019 Temuco tuvo 65 episodios críticos, 17 emergencias. Coincidente con los datos de pobreza, esta situación se da en varias ciudades del sur de Chile, hasta Coyhaique.
La madera, fuente de energía calórica natural en el sur, no ha podido ser reemplazada por fuentes menos contaminantes. Concurren aquí la pobreza, la cultura y la falta de políticas agresivas que terminen con el uso de la leña. ¿Pero con qué se puede calefaccionar alguien que gana 300 mil pesos en un país donde el valor de la electricidad y el gas son de los más caros de Latinoamérica? Así también, donde la leña certificada (seca) es cobrada a precios exagerados y en los cuales las estufas a pellet están fuera del alcance de la mayoría de la población. Las políticas de recambio no han avanzado lo suficiente –pese a la gravedad de la situación– y llegan tarde a la emergencia sanitaria que tenemos instalada.
Lo que debe preocuparnos en el sur de Chile es la pobreza extrema y la situación de abandono y desprotección en la cual se encuentra buena parte de la población. El teletrabajo y la sociedad de la información llega solo a una porción de la población. El resto permanece en la marginalidad y queda registrado en los indicadores de defunción del COVID-19.
Ver en “Le Monde Diplomatique”
Por Luis Nitrihual Valdebenito
Vicedecano FECSH- UFRO